lunes, 25 de diciembre de 2006

Golpe navideño

La luz bajaba armoniosamente sobre su estampa, proyectando su imagen sin sombra. El lugar era espacioso, el blanco resplandeciente de su vestimenta sólo era tamizado por haces de luz que parecían provenir desde todas partes. Él caminó hacia la multitud, con la parsimonia de quien nada teme. Algunos hombres se sorprendieron al verlo, dos mujeres murmuraban preguntándose si era o no.

De pronto un niño grita desde el tercer piso: “Miren, ¡¡¡es Jesús!!!”. En el segundo siguiente se armó toda una batahola de gente, algunos gritaban, otros vitoreaban extasiados, los menos seguían mirando vitrinas con total indiferencia. De pronto aquel hombre comenzó a destrozar todo el lugar, gritando: “¡Maldito aquel que cambia su alma por posesiones terrenales, porque caerá bajo mi ira!”. Un grupo de guardias, alertados por los testigos, acuden raudos a detener a aquel hombre. Tres de ellos se lanzan sobre él, pero éste los lanza por los aires sin siquiera esforzarse. Luego de destruir una figura de Santa Claus, comenzó a echar abajo toda la ornamentación, gritando: “¡Afuera malditos consumistas!”. Otros guardias intentan detenerlo pero él los lanza por los aires cual muñecos de trapo. La gente se inquieta, algunas mujeres salen corriendo despavoridas. Su fuerza descomunal no deja nada en pie, derriba un árbol navideño de 6 metros ¡de un solo golpe! Y sigue arrasando con todo lo que hay en su camino, vociferando con las manos en alto. Entonces llegan varios policías, quienes sacan sus bastones tratando de intimidar a aquel hombre, se tiran sobre él, se escuchan gritos, garabatos.

De pronto una voz atronadora se escucha por todo el lugar: “¡Dejad a mi hijo!”. En ese instante todos se quedan mudos y perplejos, con la mirada hacia arriba. Y al segundo siguiente se escucha otra voz, más bien gutural, que dice: “¡Cállate mierda!”. Luego se escuchan gritos, insultos y a continuación silencio.

A los pocos minutos, aparecen los periodistas ávidos de carroña mediática, listos para hacer los despachos sobre tan importante noticia. Uno de ellos decía:

“En las imágenes captadas por las cámaras de seguridad, podemos ver a Jesús Salazar, el campeón de los pesos pesados de la Asociación Mundial de Boxeo, cuando destroza el interior del Mall Alto Blanco. El boxeador puertorriqueño de visita en Chile, quien recientemente creó su propia congregación llamada “Los ángeles boxeadores de los últimos días”, tuvo otro arranque de furia similar al registrado en México, y antes de ser subido a un vehículo policial declaró que lo hizo: “Al ver la debacle moral sustentada en el consumismo, la relatividad moral y la indecencia. Pero Dios me ha pedido que ¡salve al mundo! Y no descansaré hasta lograrlo”.
Se necesitó el apoyo de 10 oficiales de policía para poder reducir al hombre de 1 metro noventa y ciento cuatro kilos de peso.

En el mismo lugar fue detenido José Salazar, padre y manager del boxeador quien en medio de la reyerta intentó encerrarse en la sala de locución del Mall Alto Blanco. El hombre, de origen español, fue liberado a las pocas horas tras pagar una fianza de 500 dólares.
Desde Santiago de Chile, fue un despacho de Baltazar Melchorz para SNN.”


1 comentario:

Alas al Viento dijo...

Heavy el despacho de Baltazar, Feliz 2007, un abrazote grande junto a tu familia,